#OrgulloLechero
Por Redacción , 17 de enero de 2021

Adriana Mohr Thöne, la productora lechera que crece con sustentabilidad y convicción

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Con una producción de 1.200.000 litros, la ingeniero agrónoma está enfocada en seguir creciendo con genética, alimentación y el apoyo de su equipo de trabajo. Hace 11 años se convirtió además en la primera mujer directora de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno (SAGO).

Con 40 años como productora lechera, Adriana Mohr Thöne es una mujer de gran experiencia en el rubro, que también ha asumido responsabilidades en el sector gremial. La ingeniero agrónoma de la Universidad Austral de Chile es la tercera generación vinculada a este sector, que si bien le ha significado muchas satisfacciones, asegura está en pleno crecimiento.

Es madre de tres hijos, Tania, Felipe y Martín, todos ingenieros civiles industriales, que conocieron el trabajo en el campo desde niños, pero que se desempeñan cada uno en su área. “Los veo más adelante en el campo supervigilando con algún profesional a cargo de la administración, yo aún me proyecto unos 15 años más trabajando”, asegura.

En sus inicios la profesional, cuenta que durante algunos años arrendó campos y en 2010 tras el fallecimiento de su padre se hace cargo del Fundo Los Guindos, ubicado en el sector de Las Quemas Baja, a aproximadamente 10 km. de Osorno, donde dirige cada una de las áreas del predio.

Hace 10 años recuerda, tras este cambio pasaron de producir 380 mil litros a alcanzar 1.200.000 litros anuales en la actualidad, producción que entrega a Nestlé, en un predio de 200 hectáreas, de las cuales 85 están destinadas a la producción lechera con 300 vacas masa.

Si bien comenzó con Frisón Negro y Frisón Rojo, fue hibridando en la búsqueda de sólidos, con Jersey, Normando y Montpellier, entre otros. Hace cuatro años viene definiendo su masa y solo está inseminando con Frisón Rojo. “Son vacas de alto sólido y gran fertilidad, y son simples porque tampoco pretendo tener vacas de 8 mil litros”, comenta.

La propietaria explica que ha privilegiado un sistema de producción de pariciones de otoño y primavera y por primer vez está vendiendo los machos, alcanzado un sistema intensivo con praderas establecidas de ballicas de alta producción, junto con un fuerte enfoque en la genética, alcanzando una mayor producción, y creciendo un 12 por ciento en el último año.

En este trabajo, un rol fundamental lo ha jugado su equipo que está integrado por cinco jornales y una mujer que realiza ordeña, todos con más de 15 años de trayectoria, y con los que ha formado un sólido grupo. “Siempre estoy en el campo y si hay que tomar decisiones o hacer algún cambio lo resolvemos rápidamente”.

En cuanto a la tecnología y cómo ha ido adaptando las instalaciones del predio, señala que si bien recibió el campo con una sala de ordeña precaria, la adaptó y la hizo amigable para ordeñar, fácil de limpiar y bien iluminada, además pasó de ocho unidades de ordeña a 12. Agregó también un patio de espera y alimentación y un pozo purinero.

“Todo se ha ido haciendo de forma que sea amigable para trabajar y que fluya más rápido. Hemos ido creciendo con perseverancia y viendo cuáles son las prioridades, e invirtiendo de forma enfocada, como en la alimentación de las vacas, y de las terneras para llegar al encaste con buen peso. Para mi la alimentación, la genética y el recurso humano es el aspecto más importante”, señala.

Sobre sus desafíos en el predio, Adriana que fue reconocida por Nestlé con el Premio a la Sustentabilidad en 2018, asegura que está la incorporación de agua. “No tengo un cauce cerca y el riego es uno de mis retos. Es algo que viene pronto y voy a tener que regar al menos unas 40 hectáreas, por lo que espero ver qué opciones existen por parte del Estado para apoyar, creo que con esto podemos alcanzar los 2 millones de litros al año que es nuestro mayor potencial”.

Durante este año, además, Adriana Mohr enfrentó el trabajo en pandemia. “Nos encontró bien, no fue traumático. Como no somos muchos, no fue complicado controlar las medidas de seguridad, se restringió el ingreso de personas, y reforzamos las medidas de seguridad. Cuando uno está en el día a día, es más fácil, tengo buena relación con la gente, me doy el tiempo de explicar y enseñar, trabajan tranquilos y todo funciona mejor”. 

DESAFÍOS

Sobre sus desafíos, señala que está alcanzar las metas que se propone de buena forma, cuidando el medio ambiente, respetando el bienestar de los animales, y teniendo un personal cercano que le permita perseverar.

“Queremos poder exportar la mayor parte de nuestra leche, a buen precio, así como la carne que es nuestro subproducto y que sean cada vez más cotizados en el exterior, seguir también abriendo otros mercados, todo con calidad, de pasto a leche”.

Si bien, reconoce que antes, ser productor se veía como una forma de vida, esto ha ido cambiando y se ha tenido que hacer más intensivo e incorporar tecnología. “Hay mucha gente a la que esto le costó, porque no tenían conocimientos o le faltó perseverancia, o apoyo familiar, por lo que hay que perseverar y tener mucha confianza en sí mismo”.

Sobre el orgullo de ser productora lechera, explica que “me fascina, me nace, me siento identificada y es muy satisfactorio lograr las metas que me he ido proponiendo con apoyo de mis colaboradores. Los productores somos importantes porque entregamos un alimento irreemplazable. En este aspecto lamento el cierre de muchas lecherías, y creo que ha faltado el apoyo del Estado con políticas agrícolas más eficientes, porque las industrias vienen a ganar no a perder dinero. Tengo buena relación con ellas, pero eso hay que entenderlo, por eso cada día debemos ser más eficientes y buscar mejores variedades de ballicas, e implementar riego”.

Sobre otro de los desafíos para el sector, asegura que está la conectividad a internet, y se necesita para crecer y poder implementar un campo más moderno, “quienes hacen las leyes piensan que todos tenemos acceso y eso es un desafío grande”, señala.

GREMIO

Hace 11 años, además Adriana se convirtió en la primera mujer directora de SAGO, cargo que hoy sigue ejerciendo. “Vengo de una familia, donde por el lado materno, mi madre siempre colaboró, apoyando, enseñando y dando de sí sin esperar de vuelta”.

Reconoce que cuando comenzó a trabajar, no conocía mucho de la labor gremial, pero ha aprendido enormemente. “La SAGO ha ido tomando peso y siendo respetable, antes se trabajaba por un tema de comercialización. Hoy la Sago pesa para exigir buenas políticas agrícolas. Tenemos un rol que jugar y una opinión que debe ser valorada y respetada y eso no ha sido fácil”, asegura.

VIVERO

Otra de las áreas de negocios que ha desarrollado con éxito es el “Jardín Vivero”, que lleva su nombre, el que formó en 1981, y que se ubica desde 1993 en la Ruta a Puerto Octay s/n Km. 4, donde cuenta con un equipo de ocho personas, que generan plantas ornamentales para jardín, donde se pueden encontrar también arbustos y árboles. “Hemos visto un mayor interés por ornamentar jardines y la demanda ha crecido. En el vivero las personas pueden adquirir desde una planta”, comenta Adriana.

El lugar debido a la cantidad de años que tiene, está conformado como un jardín y parque que es un gran panorama para visitar y permite ver cómo evolucionan las plantas y su desarrollo hasta adultas, lo que lo convierte en un lugar muy especial para visitar. 

La productora asegura que espera seguir creciendo y aportando al sector, desde su trabajo, que es una pasión y donde se siente muy cómoda y comprometida para crecer.

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